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Cueste lo que Cueste – 9

willow moore

–Gran puta –maldice Ryke luego de tocar la bocina. Estoy sosteniendo la correa de mi mochila y vuelvo a revisar mi cinturón de seguridad, que está asegurado al asiento trasero. Loren me tira una mirada furtiva desde el asiento del pasajero por vigésima vez, y yo asiento como diciéndole estoy bien.

Ya había estado con ellos en un auto mientras nos perseguían paparazzi antes, pero nunca fue así.

Camarógrafos tuvieron imágenes de una “chica anónima” metiéndose al asiento trasero del Infinity plateado de Ryke, y el internet enloqueció con imágenes borrosas mías.

Tengo las páginas de Tumblr, Twitter, y Celebrity Crush cargadas en mi celular, y solo de eso están hablando todos. La especulación número uno: Ryke Meadows está poniendo los cuernos a Daisy Calloway. Continue reading “Cueste lo que Cueste – 9”

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Cueste lo que Cueste – 8

8

garrison abbey

Con una canción de Grouplove sonando a todo volumen en mis auriculares, edito y combino alrededor de 34 clips en el programa Final Cut, con mi computadora Mac en mi regazo. Corto y duplico cuatro segundos de Princesses of Philly.

Ahora mismo, estoy viendo a Ryke Meadows pausado. Está mirando a una motocicleta destrozada en la vereda. Le doy play. “¿Qué p**a? Pedazo de m****a **** *******, tenés que estar jodiendo, m****a”. Vuelvo a dar pausa, cortando un octavo de segundo.

El clip es más simpático si es duplicado y se lo superpone a una canción, así que agrego música encima de sus maldiciones borradas y luego agrego un clip de dos segundos de una entrevista. “¿Qué clase de p***a pregunta es esa?”. Tira una almohada a la cámara. Continue reading “Cueste lo que Cueste – 8”

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Cueste lo que Cueste – 7

willow moore

Luego de que el empleado me entregue el pastelito de arándanos, Lily entra a la sala de descanso con un pequeño saludo, antes de desaparecer en el baño. Me tenso y abrazo el apoyabrazos del sofá, sin saber qué está pasando o qué hacer.

No quiero que esto sea un error porque si no encajo aquí, ¿adónde voy? Se me hace un nudo en la garganta y sin importar cuánto trago, sigue estando ahí.

–Hola –. Continue reading “Cueste lo que Cueste – 7”

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Cueste lo que Cueste – 6

willow moore

-¿Loren?- pregunto en una voz suave y tímida. Me escabullo alrededor de Ryke Meadows. Ambos hermanos son tan altos que tengo que inclinar mi cabeza para atrás y mirar arriba. Tal vez si fuesen más bajos no estaría tan nerviosa. Tal vez si no fuesen tan famosos. Tal vez si no supiese más de ellos de lo que ellos saben de mí. Tal vez si no fuesen el centro de atención de toda chica adolescente dentro de Superheroes & Scones. Si todo eso fuese diferente, tal vez esto sería más fácil.

Mi corazón golpetea más fuerte y late más rápido; sus miradas repentinamente se centran en mí. Mirando para abajo mientras yo miro para arriba. No puedo descifrar sus expresiones. Ryke está tieso e inmóvil mientras Loren sacude un poco su cabeza, sus ojos revoloteando por mi cuerpo poco elegante.

Realmente me siento de diecisiete años. Realmente me siento como la hermana menor de Loren Hale. Continue reading “Cueste lo que Cueste – 6”

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Cueste lo que Cueste – 5

garrison abbey

Encorvado en la mesa con sofás de vinilo rojo, escucho a Nathan enumerar las razones por las que no soporta este lugar; el hecho de que sea vea como si Capitán América cagó en las paredes, con un tema rojo, azul y gris. Es una queja totna. Estamos en una tienda de cómics, por todos los cielos.

Tomo un sorbo de la botella envuelta fuertemente en una bolsa marrón. Mierda. Vodka fuerte se desliza bajo mi garganta, barato y probablemente el primo de alcohol de quemar. Pero no puedo tomar nada más que esto.

Mis padres nunca se dan cuenta que falta vodka. Aprecian más el whisky escocés y el whisky borbón. Y esta basura barata es el único locor que los dueños de los negocios en Filadelfia me quieren dar a mí, un chisco de diecisiete años que llega con una identificación falsa más de una vez.

De hecho, pago mucho más de lo que vale; y aún así, esta es su mejor oferta.

-Ey-. Nathan mueve su mano frente a mi cara, sentado a mi lado. -¿Estás aquí?-. Continue reading “Cueste lo que Cueste – 5”

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Cueste lo que Cueste – 4

willow moore

El olor a pasteles recién horneados llena el aire en Superheroes & Scones: mitad tienda de cómics, mitad cafetería.

Mi estómago ruge cada vez que inhalo profundo, y ya verifiqué ambos bolsillos para ver si tengo monedas de sobra. Mi cuenta bancaria está acercándose a los $50, apenas lo suficiente para otra noche en un motel de Filadeldia.

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Cueste lo que Cueste – 2

willow moore

Mi garganta se cierra. Ella no engañó a mi papa. Él está equivocado.

Tal vez yo solo quiera que ella confíe en mí. Que me diga la verdad. Esta fuerza dentro mío me empuja, y doy vuelta la esquina. -¿Mamá?-. Sueno tan pequeña.

Mientras miro a ambos, su rabia, dolor y malestar empiezan a cerrarse detrás de una pantalla opaca, una que me impide la entrada.

Pestañeo, las lágrimas empamando mis pestañas.

Detesto que no me muestran nada real ahora mismo; que tengo que espiarlos para poder verlo.

Mi mamá se enderece y limpia sus mejillas con el revés de su mano. –Ve arriba, cariño- dice con su voz entrecortada.

-¿Quién es mi padre?- pregunto.

-Rob Moore es tu padre, y también el de Ellie- dice con apremio. –No es lo que crees…-.

-Me voy- dice mi padre, sus lágrimas ya secas. Otra mirada de desdeño en su rostro.

Apenas me mira.

Tiene que pasar detrás de mí para llegar a la puerta, y nuestros cuerpos parecen alejarse entre ellos, como al presionar dos imanes por el lado equivocado, imposibles de estar cerca.

Tiene una clara aversión a mí, y ahora creo saber por qué. Cree que no soy su hija, aún cuando en realidad sí lo soy.

Escucho sus pasos desaparecer por el salón. No mucho después, la puerta se cierra con un estruendo, y mi mamá me da la espalda, empezando a limpiar unos vasos sucios en el fregadero. No puede simplemente pretender que nada pasó.

-¡Mamá!- le grito.

– Ya no quiero hablar…- sus brazos tiemblan como los míos, y tal vez un año atrás me hubiese quedado callado y simplemente hubiese tomado estos míseros detalles y creado mi propia y horrífica conclusión. No quiero tener que seguir viviendo con este panorama a medio pintar. No quiero mirar a través de las nubes, de un vidrio empañado o de pantallas opacas.

Quiero transparencia para mi propia vida, y solo ella puede darme eso.

-Yo aún no he terminado- mi tono voz es mucho más suave de lo que intenaba que sea. Ella no se da vuelta a mirarme.

Inhalo profundamente. –Mamá- digo con la voz entrecortada, –Yo no he terminado-.

Lentamente gira, su mano apretando una toalla de cocina, con los ojos rojos. Esta vez, espera que yo hable.

Me mojo los labios y pregunto -¿Tengo un hermano?-. Ella mintió al respecto. No estoy segura si puedo confiar en ella, y no estoy segura si debería amarla, pero la amo, y aún confío en ella. Eso no se puede desvanecer tan rápidamente.

Pero ahora mismo, siento resentimiento hacia ella. Por primera vez, realmente lo siento. Y lo odio.

-Willow…- sacude la cabeza, como si estuviese debatiendo para revelar lo que ha mantenido como secreto por tanto tiempo.

Me limpio las lágrimas bajo los lentes. Inquietamente muevo los pies, y accidentalmente me paro sobre un globo. Se rompe con un estruendo, y ambas nos estremecemos.

Mi árbol genealógico ha sido prendido en fuego, y desesperadamente estoy tratando de encontrar aunque sea una rama escondida, para poder encontrarme sentido de nuevo.

Lo necesito.

Quien quiera que sea. Necesito saber cómo es. Cuántos años tiene. Un nombre. Un lugar. Tal vez él sepa cosas que yo no. Tal vez él entienda.

-Fue hace mucho tiempo- dice ella. –Yo era una adolescente, como de tu edad, un poco más joven cuando me embaracé-. Deja salir una pequeña risa, quebrada. –No te puedes imaginar…-

Miro cómo se apoya por el fregadero y mira detenidamente a la torta de vainilla a medio comer, inclinada sobre la mesa. -¿Sigue vivo? ¿Sabe…?.

-Loren Hale- dice, su voz repentinamente estoica y fría.  –Ese es tu hermano.

Mis piernas quieren doblarse, pero logro quedarme de pie, mi mente dando vueltas mientas piezas de un rompecabezas mucho más grande empiezan a caer. –Él lo sabía…-. Vino a nuestra casa como hace cuatro años. Ella me dijo que solía conocer a su padre. Y me doy cuenta, su visita no fue arbitraria. Vino y se fue tan rápido. –¿Le dijiste que no me dijera?- le cuestiono.

Sus labios están sellados, y tomo su silencio como afirmación.

-Oh por Dios- murmuro, mi mentón temblando de nuevo mientras impido una nueva avalancha de lágrimas. Ella lo mantuvo alejado de mí. ¿Por qué haría eso?

Loren Hale es mi medio hermano. Todo este tiempo… Pudimos haber hablado, tenido una relación, sido amigos, habernos visto. En su lugar, solamente hay un gran agujero negro de nada, hueco y vacío.

Me siento vacía.

-¿Puedes simplemente olvidarte de esto?- mi madre me pregunta.

Sacudo la cabeza, en un trance. –No… Lo quiero conocer-. Necesito decirle que ahora sé la verdad. Quiero recuperar esta pieza que perdí.

-No puedes- dice, cansada, mientras mueve piezas de cabello fuera de su frente. –La familia Hale es famosa, Willow. En el momento en que la prensa descubra que Loren tiene una relación familiar contigo, van a acosar a nuestra familia. He intentado tanto que ustedes dos tengan una vida normal. Puede que tú decidas vivir en ese mundo más adelante, pero Ellie aún es muy pequeña y no va a vivirlo. ¿Está bien?-.

Intento procesar esto de la forma más rápida como pueda. Hale Co. es una compañía de productos para bebé que elevó a Jonathan Hale al estatus de “multimillonario” y a su hijo como heredero. Pero su fama vino, realmente, por otros lugares, uno de ellos el show de realidad de TV con la prometida de Loren y sus hermanas (las Calloway). Todos ellos, los Hale y las Calloway, están en por lo menos tres medios amarillistas por día.

Los paparrazzi los siguen por todo Filadelfia, su hogar.

Las personas los aman, y las personas los odian.

Entiendo por qué mi mamá querría protegernos de eso, pero Loren Hale solo pasó a ser tan famoso hace pocos años. Ella pudo habernos introducido cuando era simplemente un niño rico de Filadelfia.

Ella nunca tuvo la intención de lo conociera, de que supiera de él…

¿Cómo puedo creer nada de lo que me diga?

-Willow- dice con un tono suplicante. –Deja el tema en paz. Jonathan nos dio mucho dinero a lo largo de los años. Ya se acabó, ¿sí? Nadie puede saber que Loren es mi…- su rostro de repente se frunce. No puede decirlo.

Mi corazón palpilta. –Tu hijo-, susurro con lágrimas incipientes.

Se mueve hasta que no puedo mirarla a la cara. Después de un corto silencio, dice suavemente –Solo tenía deciséis años, Willow-.

Era tan joven.

Y tiene razón, no puedo imaginarme….

Jonathan Hale seguro era muy viejo también. Me estremezco frente a la imagen- a la realidad torcida y grotesca de la que nunca supe que era parte. Me siento mal por ella, pero me preocupa que si me sumerjo en la angustia nunca podré tomar suficiente fuerza para conocer a mi hermano. En cambio, lucharé por mantenerme dentro de su tristeza y por aferrarme a su dolor como he hecho desde el divorcio.

Estoy cansada. Estoy realmente cansada de sucumbir a las emociones de otras personas y de poner las mías en un segundo plano. Siento, en mi corazón, que necesito descubrir algo mucho más grande, algo más, y ella no me puede detener. ¿O sí?

-Me voy- digo de repente; solo entonces dándome cuenta de que esas fueron las palabras exactas de mi padre hace unos minutos. Ella parpadea y se traga sus emociones una vez más, mientras yo determino qué voy a empacar. Una bolsa de lona está en mi placard, algunos jeans y remeras, mi mochila y mi billetera.

Me voy.

Nunca fui tan audaz. Nunca fui tan valiente. Nunca me sentí tan perdida, pero sé que no hay nada aquí en Caribou, Maine excepto dolor, y quiero sentir algo major que esto.

Me voy a Filadelfia.

-Si no fuese famoso- dice ella muy despacio, -ni siquiera te cruzaría por la mente el conocerlo- me lo tira a la cara.

No es cierto, quiero creer incondicionalmente, pero ella planta dudas en mi cabeza.

-Si él no fuese famoso- le dijo suavemente, -entonces esto sería mucho más fácil-. Podría llamarlo por teléfono. Podría avisarle con anticipación que iría a visitarlo. Incluso podría verlo por Skype en vez de viajar hasta Filadelfia.

Nada de eso es posible cuando Loren Hale es una celebridad internacional.

Mientras le doy la espalda a mi mamá, mientras me encamino hacia las escaleras, sé que será un gran desafío siquiera acercarme a él.

Pero tengo que intentarlo.

Necesito asirme de esta rama antes de que se queme. Así que corro arriba, armo un bolso, mirando a Ellie durmiendo en mi cama. Cinco minutos después, cierro mi bolso de lona y me pongo mi descolorida mochila al hombro.

Oigo a mi mamá abajo, limpiando, y me pregunto si intentará convencerme de que me quede. Me pregunto si le importo lo suficiente como para mantenerme aquí.

Parte mía quiere que pelee por mí, por amor y miedo.

Parte mía quiere que me deje ir, así puedo ser libre.

Vacilo; la corona de plástico de Ellie está a medio caer de su cabeza, su aliento partiendo sus labios mientras duerme. Me agacho cerca de ella y susurro en su oído –Te quiero, princesita-. Le doy un pequeño beso en la mejilla, suavemente como para no despertarla. Sé que puede sobrevivir sin mí por un tiempo.

Ella es la energía que mantiene esta casa con vida. Yo solo soy la sombra en la esquina.

Cuando me bajo por la estrecha escalera, apretando mi bolsa de lona, la canilla de la cocina se cierra, y mi mamá emerge al salón. Me detengo entre ella y la puerta principal.

Se seca las manos con una toalla, con una cara de póker y más resiliente. –No voy a solventar esto- dice. –Estás sola-.

Una lágrima cae por mis mejillas. –Está bien-. Supongo que está esperando que me asuste, que me quede sin dinero, y vuelva. Quiero ser lo suficientemente valiente para soportarlo, pero no estoy segura si estoy programada para eso.

Agrega –Eres lo suficientemente mayor para hacer lo que quieras, y eres lo suficientemente mayor para cometer tus propios errores-.

Pienso en ella, cuando tenía alrededor de mi edad, embarazada y tomando unas de las decisiones más difíciles que tuvo que tomar. Supongo que sí creería que ya soy una adulta ahora si ella fue obligada a serlo en esa época. Pero tengo miedo, y me siento como una muñeca de plástico yendo hacia un auto de juguete, imposibilitada a ver más allá de mi casa de Barbie. Qué hay más allá, no lo sé.

-Si me necesitas- dice –tendrás que volver a casa tú misma-. Ella trabaja para la oficina postal y casi no tiene días de vacaciones; definitivamente no los suficientes para perseguirme hasta Filadelfia. Y no se lo estoy pidiendo.

Me gustaría decir que estoy llena de amor agridulce, pero más que nada me siento oscura y resentida. La mayor parte de mí odia, y apenas puedo mirarla a los ojos sin sentirme engañada y embaucada.

Quiero poder mirar a un par de ojos diferentes, que son dueños de verdades y sentimientos más grandes, y no son los suyos.

Simplemente asiento, me doy la vuelta, y abro la puerta principal, con el sol ya oculto. Las luces del alumbrado público ya están encendidas, y abro mi Honda dorado de los 90. Sacudo la manija para que se abra. El auto solía ser de mi abuela Ida, y yo estoy agradecida de por lo menos tenerlo, algo que ayude a irme.

-Maneja con cuidado- creo que oigo a mi mamá.

Miro atrás a la puerta, pero ya está cerrada. Las luces ya están apagadas, y me pregunto si está feliz de que me esté yendo, si todo este tiempo he sido un mal recuerdo para ella.

Tal vez como lo ha sido Loren Hale.

 

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Cueste lo que Cueste – 1

willow moore

Reglas: Completa el formulario respondiendo a cada sección de forma honesta. Una vez que hayas terminado, etiqueta a otros usuarios para que completen el trabajo. Empieza por etiquetar a la persona que te etiquetó a ti.

Si tuviese amigos en la vida real que disfrutasen de Tumblr, tipearía sus nombres de usuario al final. Es difícil encontrar a personas con mis mismos intereses en Caribou, Maine—no que eso signifique que el lugar es el que tiene la culpa. Yo tengo la culpa, como me ha dicho mi padre.

Si te gustasen más cosas de chicas, Willow, tendrías más amigos.

Si por lo menos fueses a fiestas como una chica normal, tendrías más amigos, Willow. Si usases más maquillaje e hicieses el esfuerzo, tendrías un novio, Willow.

Si dejases de ver dibujos animados de superhéroes, tendrías un novio, Willow.

Todas las chicas de tu edad tienen uno.

Inspiro profundamente e intent bloquear el gallinero que no tiene nada Bueno que decir de mi círculo amistoso de dos personas (Maggie y yo) y mi falta de potenciales pretendientes. Simplemente, no entiendo por qué tener un novio en la secundaria define mi valor como persona.

Yo me siento bien. Hasta que alguien señala que debería sentirme miserable. Porque nunca me han besado. Porque me gustan “cosas de chico” y, sí, tengo una sola amiga en la vida real.

Si fuese osada y franca, le diría a mi padre que se fuese a la mierda.

Pero no soy ninguna de esas cosas. De hecho, me hago daño tan solo de pensar en lo que realmente siento.

Mojo mis labios y señalo a la persona que me etiquetó: maggiewidowss

– ¡Adiós! ¡Que tengan un buen viaje a casa! – la voz anormalmente aguda surge del piso de abajo, rápidamente seguida por el sonido de una puerta cerrándose. Mi madre está haciendo el papel de buena anfitriona de la fiesta de cumpleaños de mi hermana pequeña. Las risas de las niñas de 6 años aún es muy audible, con sus padres llegando para recogerlas y llevarlas a casa.

Miro la hora en el reloj sobre mi mesita de luz. Las 19:00 horas. Las festividades casi terminan.

Yo estaría abajo también, pero Ellie me dijo específicamente que “no eres una princesa, así que no puedes venir”.

Sé que no lo dijo por ser mala. En cada fiesta de Halloween que ella recuerda, me he disfrazado de los personajes de Mortal Kombat y Street Fighter. El año pasado fui Vega: un guerrero de máscara blanca y espadas como garras, con pelo lacio y largo, y pantalones lilas. Ella creyó que yo era “una chica de una película de terror”, cuando en realidad, era un tipo genial e impresionante de un videojuego.

Ellie me ve más como su hermana nerd con mis mamelucos de jean, anteojos de marco negro (ciega como un topo) y una trenza constantemente despeinada. Ella quería princesas “auténticas” en su fiesta, así que mi mamá pidió a Haley Anderson que se vistiese como Cenicienta.

Haley es mi compañera de grado. Diecisiete años, y aparentemente mucho más princesa de lo que yo aparento ser.

Así que fui desterrada al piso de arriba por mi hermana de 6 años. Huellas amarillas de patas de conejo siguen decorando las paredes de mi habitación, restos de mi habitación de bebé, y un recordatorio constante de que ya he superado esta pequeña habitación y su decoración.

Ahogo el resto de la fiesta de cumpleaños poniéndome los auriculares al oído, y estiro mi vieja laptop sobre mis piernas. Con las voces apagadas, y sintonizando los Top 100 Hits de la radio de iTunes, completo el cuestionario de Tumblr, tipeando cada respuesta.

Cuál fue tu…
Última bebida: Fizz Life
Última llamada: eh, mi abuela Ida. Quería hacerme una bufanda de croché para el próximo invierno, y necesitaba saber qué color de hilo. Le dije que azul.
Último SMS: “¡Lo compré! ¡Lo compré!” a Maggie, en relación a Comprendiendo los Cómics, de Scott McCloud. Estuve ahorrando el dinero de mi trabajo como niñera para comprar este cómic. Leo TODO lo que Loren Hale recomienda (es mi sensei de comics), y él sugirió este hace poco en las redes sociales.
Alguna vez…
Te han engañado: nunca le di la oportunidad a nadie
Besaste a alguien y te arrepentiste: nunca me han besado (sin juzgar)
Bebiste licor fuerte: un par de veces. No me gustó el sabor.
Te emborrachaste y vomitaste: nop
Conociste a alguien que te cambió: Una vez vi a Loren Hale once (mi único encuentro con una celebridad). Estaba parado en la puerta principal de mi casa (larga historia). Loren Hale se fue como en 5 minutos—pero me habló. Se dio cuenta que tenía un pin de Mutantes y Orgullosos, y mencionó que le gusta Hombres-X: Evolución (la serie animada). Y luego hizo un comentario sobre el cómic y Lily Calloway. La llamó su novia, pero estaban, y siguen estando, comprometidos, si Celebrity Crush está en lo correcto. Me hizo pensar que las chicas también pueden leer cómics; y la forma en que él me habló, asumió que yo ya lo hacía. Nunca intenté leerlos hasta ese momento, hasta que él se fue y me quedé pensando que sí, tengo permitido leer esas cosas también. Comencé New X-Men y me identifiqué tanto con Wallflower, una chica a la que realmente necesité hace un año, cuando mis padres se divorciaron. Y nunca hubiese leído un cómic, ni me hubiese enamorado de ellos, si no conocía a Loren Hale
Te desilusionaste románticamente: Nunca me enamoré como para poder desenamorarme
Descubriste quiénes son tus verdaderos amigos: esta es la razón por la que tengo un círculo de amistad pequeño. Maggie es la mejor amiga que podría existir jamás.
Perdiste tus lentes: en múltiples ocasiones. My hermana pequeña a veces me los quita para ser simpática.
Tuviste sexo en la primera cita: …no lo sé, tal vez lo haría…? Pensar en eso me pone nerviosa…
Fuiste arrestada: en una pesadilla
Rechazaste a alguien: par qué? Como, para salir?
Te enamoraste de un amigo o amiga: no. No, no me gustan los chicos de mi colegio de esa forma (y a ti tampoco te gustarían si fueses yo)
 Más preguntas…
Tienes mascotas: mi papá odia a las mascotas, pero cuando se mudó hace un año, mi mamá dejó que Ellie tenga un hámster. Huele muy mal
Qué hiciste en tu última fiesta de cumpleaños: comí en la Casa de los Fideos solo con mi mamá, hermana y Maggie. No me gustan las grandes fiestas, especialmente si son para mí
Nombra algo que esperas con ansias: UN RELANZAMIENTO DE NEW X-MEN (POR FAVOR, QUE PASE!!! ME CONTENTO CON CUALQUIER COSA!!!) También, quiero que Maggie conozca a la Viuda Negra (también conocida como Scarlet Johansson) algún día.
Qué te molesta: que me obliguen a hablar en grupos grandes
Apodo(s): ninguno (no soy lo suficientemente genial)
Estado sentimental: soltera
Programa de TV favorito: es un empate entre Gravity Falls: Un verano de misterios & Hombres-X: Evolución. Amo ambos
Secundaria: lista para que termine
Universidad: me gustaría ir. Estoy trabajando en ello
Colo de pelo + largor: castaño, lacio, y llega como hasta mi pecho?
Altura: 1,65 mt
Amor platónico: TOM HIDDLESTON!!! (osea, Loki)
Tatuajes: mi papá dice que no
Zurdo o diestro: Diestra
Alguna cirugía: nada muy serio
Algún piercing: perforado doble en ambos lóbulos; solo 4 pequeños pendientes, dos murciélagos y dos estrellas
Deporte favorito: deportes? *corre y se esconde*
Primeras vacaciones: nunca salí de Maine, pero cuando era muy pequeña, solíamos ir a la costa, como a más de 4 horas de Caribou, y navegamos una vez. No puedo recordar nada en realidad, pero mi mamá tiene fotos. Todos parecen muy contentos
Ahora mismo…
Qué estás comiendo: torta de cumpleaños de vainilla que preparé para mi hermana. Me bajé a escondidas & me traje un pedazo
Qué estás tomando: una lata de Fizz Life sin gas
Qué estás esperando: a que termine esta fiesta de cumpleaños
Quieres hijos: no lo sé no pienso en eso
Matrimonio: no me importa de una forma u otra
Carrera: es muy temprano para decidir
Qué prefieres…
Abrazos o besos: abrazos por ahora
Más bajo o más alto: más alto que yo. Aunque sea por poquito.
Mayor o menor: mayor, pero no demasiado; no podría hacer lo que hace Daisy Calloway con su novio, que es como 7 u 8 años mayor (no recuerdo).

Eso es todo por ahora. Inhalo profundamente de nuevo y etiqueto a algunos amigos virtuales que estarían interesados en esta encuesta.

Lentamente, mi puerta se abre, dejando entrar la luz del pasillo a mi pobremente iluminada habitación. Me saco los auriculares y veo a una pequeña niña vestida en un traje brilloso amarillo, una corona de plástico colocada sobre sus rulos marrones.

Ellie tímidamente se queda en la puerta, lo que es muy inusual; normalmente su energía consume cualquier habitación a la que entra.

-¿Willow?

Me levanto de la cama y cuando alcanzo su lado, me doy cuenta que el sonido de las risas de niños ha sido reemplazado con sonido de discusiones.

-¡No vamos a tener esta conversación! ¡Es el cumpleaños de Ellie! – grita mi mamá, en un registro que solo surge cuando mi papá está  presente.

-¡Su cumpleaños terminó hace veinte minutos! – responde a gritos mi papá. No les había visto soportar su presencia mutua desde el divorcio. Lo había invitado a mi cena de cumpleaños número 17, allá en marzo, y él dijo que no podía ir. Sus palabras exactas: no si tu madre estará ahí. Ahora, en agosto, está dispuesto a soportar a mi mamá por Ellie, su pequeña princesa llena de alegría.

Creo que nunca encajé dentro de la visión que él tenía de lo que quiere que sea, pero odio el hecho que se haya ido, antes que nada. Odio que simplemente abandonó a mi mamá y rompió el corazón de mi hermanita, e hizo pedazos sus vidas, aun cuando ya lo había hecho con la mía.

Simplemente dijo “Ya no puedo vivir con tu madre”. Y como adolescente, supongo que desconozco los detalles, pero la falta de eso solo ha logrado que el odio fermente en mi interior, más por el que por ella. Odio que su ida haya causado a mi madre lágrimas por tres meses. Odio que Ellie haya preguntado repetidamente cuándo volvería su papi a casa. Odio que era yo quien tenía que decirle la verdad una y otra vez, y tenía que ver cómo caían sus lágrimas por sus mejillas cada vez. Odio que no haya estado aquí para soportar su dolor; que nunca se despertó con ese dolor, nunca fue a dormir con ese dolor, como lo hice yo. Cuando miro a mi papá, solamente veo al hombre que me lastimó al lastimar a las dos personas a quienes más amo.

–¿Willow? – repite en un susurro Ellie, estirando mi muñeca. Miro abajo, a sus ojos grandes como platos. Y murmura –¿Puedes pedirles que paren?–.

Arreglo su corona de plástico que se encuentra un poco torcida para la izquierda. –Solo si esperas aquí-.

–Lo haré, lo prometo –. Ellie salta sobre mi cama y se acomoda al lado de mi laptop. Me fijo que tiene una muñeca Barbie en la mano. Debe ser nueva.

La dejo rápidamente, mis pies descalzos sobre la vieja alfombra, y me acerco por las estrechas escaleras hacia la cocina.

–¡No hablaremos sobre eso aquí, Rob!

Su tono baja hasta sonar como un gruñido –Sí, lo haremos–.

Me detengo casi a la puerta, donde puedo espiar desde el marco. El piso amarillo de linóleo está casi cubierto de papel de envoltura y globos rosas, el basurero lleno de platos de plástico. Mi mamá se ataja del fregadero, sus nudillos blancos por la presión.

Solo detecto tanta emoción de mi mamá cuando no se da cuenta o se olvida que estoy ahí. Aunque después del divorcio, he visto este lado de ella mucho más seguido. En un día normal, es dulce y controlada. Rara vez se calienta. Casi nunca se enoja. Intenta guardar sus sentimientos más obscuros, algo que yo tambié aprendí a hacer.

Mientras me asomo en puntillas de pie desde la esquina, voy obteniendo una mejor vista de mi mamá.

Solamente tiene 40 años, con ojos amables, una complexión suave y mejillas rosadas, pero su apariencia normalmente bien confeccionada se derrumba bajo las lágrimas que se acumulan. Está parada frente a un hombre de edad media, con un poco de barba, ojos estrechos, y una remera de Miller Lite. Y mentalmente, me pongo del lado de ella, aún si se supone que me matenga imparcial.

Lo veo.

Lo veo hiriéndola.

Lo veo causándole esas lágrimas.

Mi mamá, que nunca pide nada de mí, aun cuando no soy todo lo que podría ser.

Me aferro al marco de la puerta, observando a mi padre cruzar los brazos sobre su corpulento pecho.

–Nunca finalizaremos este maldito divorcio si tu abogado sigue posponiéndolo– le dice.

Mi mamá inhala entrecortadamente. Su nariz se mueve y sigue peleando contra las lágrimas, con más tristeza que enojo.

No. Dile que se vaya a la mierda, mama. Dile que no lo quieres. Me muerdo la lengua, esperando que ella se defenderá.

-Por favor, Rob…- lloriquea. –Solo vuelve a casa.

Mi estómago se vuelca. Solo quiero que lo eche de la casa, que tenga la fuerza de eliminar esa cosa que le causa daño. Vamos, mamá. Puedes hacerlo.

Desearía poder tener el coraje para ayudarla, pero mis pies están cementados al piso, pesando como si fuesen globos llenos de alquitrán.

-Preferiría arder en el maldito infierno antes que estar con una mujer que pasó más de diecisiete años mintiéndome repetidas veces- murmura con desdén a través de sus dientes.

Un escalofrío corre por mis brazos, y se me anuda la garganta.

-No tiene nada que ver contigo, Rob- dice ella, con su voz temblando, y luego las lágrimas caen enormemente con un sonido gutural. Me hiela el corazón, y doy un paso adelante. Estoy anonadada.

Mientras tanto, él simplemente se queda parado. Él solo mira con asco.

Cómo puede—

-Abandonaste a tu hijo– dice, con tanta pasión, con tanto sentimiento y tanto odio que su cara se torna roja como un tomate.

Y yo me quedo completamente paralizada.

-Tu maldito hijo– repite, con los ojos vidriosos. –¡Ese hijo del que no sabía nada!- señala su pecho con el dedo. Vibrando; está vibrando de ira y dolor.

Yo también estoy temblando.

No entiendo…

Mi papá se moja los labios y dice -¿Cómo es que el hecho de que ye hayas visto con el padre de tu hijo en doce ocaciones diferentes desde 1990 hasta 2010, no me afecta a mí?

No.

Doy un paso atrás.

Él tiene la culpa.

¿O no?

Tiene que tenerla.

Lágrimas se asoman en mis ojos, y yo intento bloquear la verdad. No.

Piénsalo, Willow.

No quiero hacerlo. Es fácil creer en una cosa por tanto tiempo, poner todas mis emociones en un cajón, en donde tiene má sentido. Duele que venga alguien y abra de golpe ese cajón, tirando el contenido al piso, destruyendo todo lo que sabía que era real.

Ella es mi aliada.

Es mi confidente y mi amiga.

Es mi mamá.

Ella no mentiría. No abanonaría a nadie. Ella es mi mamá¼ La persona que pasó cinco horas ayudándome con un proyecto para la feria de ciencia en octavo grado; quien me llevó a ver la función de medianoche de Los Vengadores, aun cuando ella tenía que trabajar temprano en la mañana.

Ella tiene el corazón amable y amoroso. Es dulce y generosa.

No puedo imaginarla abandonando a un cachorro, mucho menos a una persona…su persona.

Esto no es real.

Y entonces mi mamá dice, con el aliento entrecortado –Nunca vi a su padre luego del día en que nació el bebé”-. No puedo decir con certeza si esto es o no verdad. Planta sus ojos en el piso con vergüenza, sin encontrar la mirada de mi papá.

-Estás mintiendo de nuevo- dice él, con los dientes apretados.

-¡No estoy mintiendo!- grita ella al piso. –Esos eran cheques de él, pero nunca nos encontramos, desde 1990. Él mandaba a su asistente…y me los daba. Hace cinco años fue la última vez que envió un cheque. Ya te lo había dicho. Por favor, Rob…- implora, tratando de asirse del brazo de mi papá, pero él lo saca de un tirón. Ella se agarra del aire y sus brazos caen hacia el fregadero, de cuyo borde se agarra de nuevo.

Soporto mi peso por el marco de la pared, mis lentes neblados con lágrimas, y me los saco con manos temblando, para limpiarlos con mi remera verde a rayas. Intento no hacer ningún sonido, pero mi nariz está corriendo… Limpio eso con mi brazo—temblando.

Deja de temblar, Willow. Todo está bien…

Mi mentón vibra.

Has estado en el lado equivocado de las cosas todo este tiempo. Eres una tonta. Esperaba que mi padre me lastime.

Nunca esperé que ella lo hiciera.

Mi padre de forma silenciosa piensa en todo esto antes de volver a estallar -¿Y por qué simplemente te daba esos cheques?-. Deja salir una risa llena de angustia, con sus manos en la cintura. –¿Me estás diciendo que no había nada que viniese con eso? ¿Ninguna estipulación?- niega con su cabeza, con desconfianza.

-Ya te lo dije, quería que me quede callada, por pena, no lo sé. Simplemente seguía enviándolos, y nosotros necesitábamos el dinero para tu auto, para la casa…-.

-Tienes que estar…- grita con todas sus fuerzas, enojado; furioso. Me estremezco, y entonces él agarra un recipiente lleno de naranjas. Lo tira violentamente contra la pared.

Salto con sorpresa cuando la cerámica se quiebra sobre el linóleo.

-¡¿Él pagó por mi auto, por mi casa?!- dice, señalando de nuevo su pecho, aún manteniendo una buena distancia entre su cuerpo y el de mi mamá, como si le enfermase el estar siquiera cerca suyo

-Por favor…-.

-¿Me engañaste?- pregunta de pronto, con sus venas saltando en su cuello -¡Dime la maldita verdad, Emily!-. Está llorando.

Nunca había visto a mi papá derramar una lágrima, ni de enojo; ni siquiera cuando se despidió de mí.

Mi madre da un pequeño paso atrás, como si sus palabras y tono de voz la hubiesen empujado. Tras su largo silencio, quiero apoyar mi espalda por la pared y deslizarme al piso hasta quedarme hecha una bolita. Quiero esconderme, pero no me puedo descongelar. No me puedo mover.

-No lo…- la forma en que su voz cesa, hace que sea muy difícil creerle; pero aún quiero hacerlo. Quiero creer que no hizo eso.

Ella no le puso los cuernos a mi papá. No lo hizo.

Lo creo. De verdad. Quiero estar de su lado.

Mi papá respira rápido, su pecho crece y decrece con sus inhalaciones y exhalaciones, y se empapa en lágrimas. Y entonces pregunta -¿Acaso es mi hija?